Madrid tienes que pasearla para sumergirte en su ambiente, su vida y su historia. Empieza tu visita con un recorrido por los lugares más emblemáticos del centro histórico de la ciudad. Acércate a la Puerta del Sol y no te quedes sin tu foto con la estatua del Oso y el Madroño. La Plaza Mayor es impresionante, ¡te dejará con la boca abierta! Y por supuesto, no puedes irte de Madrid sin visitar el Palacio Real, uno de sus grandes atractivos turísticos. Es el palacio más grande de Europa Occidental y ha sido testigo de eventos históricos. Atraviesa sus puertas y no te pierdas detalle.

Si en el océano Atlántico tienen el Triángulo de las Bermudas, en Madrid encontrarás el Triángulo del Arte. Así es como se llama al conjunto de los 3 museos más conocidos de Madrid: el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza. Se encuentran muy cerca unos de otros así que puedes verlos en un día y disfrutar de un apasionante viaje por la historia del arte. Infórmate de los descuentos y ofertas: el Museo Thyssen, por ejemplo, es de visita gratuita los lunes, y en el resto hay franjas horarias que también son de acceso libre. ¡Aprovéchalas!

Más vale llegar a Madrid con hambre porque su oferta gastronómica es ¡infinita! Nosotros te recomendamos dedicar una tarde a hacer tu propia ruta por los bares más castizos, entrañables y deliciosos. ¿Por dónde empezar? La Bodega de Ardosa, en Malasaña, tiene ambiente castizo y su tortilla de patatas está buenísima. La Casa del Abuelo es la típica taberna en la que tomarte unas buenas tapas ¡y que no falte el vino dulce! La Casa Labra es especialista en croquetas de bacalao y en la Calle Fuencarral encontrarás Orio, una taberna vasca con su clásica barra de pintxos donostiarras. La manera más fácil de moverte por la ciudad: el metro de Madrid.